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Familia

La Gloria de Dios en nuestras vidas

Proverbios 18:22 “El que halla esposa halla el bien, Y alcanza la benevolencia de Jehová”

Por ahora su iglesia, nosotros, somos la novia de Dios. Pero en la eternidad siempre seremos la nuera de Dios, la esposa de Jesús. Y también nos refleja un aspecto de cómo llegamos a ser coherederos con Jesús. Nosotros nos enamoramos, somos parte de la familia de Dios y como “nueras”, llegamos a ser coherederos con el Hijo.

En el Nuevo Testamento tenemos la figura de la “novia” que describe nuestra relación con Cristo.

Juan 3:29 “El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido”.

Cultura Judía del matrimonio:

En esa época la tradición era que el compromiso matrimonial era el evento más importante. Tan importante que ya comprometidos, no podías retractarte. No podías retornar el anillo de compromiso y obtener el dinero de regreso, porque una vez comprometido, estabas comprometido. Luego, el novio regresa a la casa de su padre a preparar lugar para ellos vivir. Después del evento, el novio deja a su “mejor amigo”, el “mejor hombre”, quien con la novia, para asegurar que ella se mantendría pura y le ayudaría a ella a estar lista para el matrimonio. Por esto era llamado “mejor amigo”. Era quien el novio podría confiar su prometida para el momento del matrimonio entregarla al novio.

En el versículo anterior el “amigo del esposo”, se gozo de la voz del esposo, y supo que era tiempo de entregar a la novia a él.

Este cuadro es hermoso y nos ayuda entender el lenguaje del evangelio cuando Jesús dijo.

Juan 14:2-3 “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”

En su muerte y resurrección, Cristo hizo un pacto con la “novia”, su iglesia, el desposarnos con Él para la eternidad y dejó al Espíritu Santo con nosotros para que nos guarde puros y mantenernos listos para su venida. El Espíritu Santo está esperando junto a nosotros con mucha anticipación por la voz del esposo y su venida.

Apocalipsis 22:12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”

Apocalipsis 22:20 “El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús”

2 Corintios 11:2 “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo”

La historia culmina con la gran boda, y nosotros celebraremos el acontecimiento cuando esta ocurra, con el gran gozo que nos espera. Este será el inicio del matrimonio eterno junto a Jesús. Por eso el matrimonio es el pináculo para la relación eterna. El matrimonio, la boda, nos llevará a la gloria, al amor eterno prometido por nuestro Señor Jesucristo.

Apocalipsis 19:7-9

“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio  resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero.  Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.

 

Jesús ama a la iglesia y así debemos amar a nuestras esposas. El matrimonio refleja el amor y sumisión en nuestras vidas y este amor reflejado en nosotros, en su iglesia, así debe ser hacia nuestras familias y a los que nos rodean. Nosotros solo podemos dar algo que hemos recibido. No podemos esperar amarnos entre nosotros como Cristo, sino hasta que veamos su amor en nosotros.

Efesios 5:25 “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”

Efesios 3:14-19

Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quién toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cual sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”

Es el amor de Cristo en nuestras vidas que nos permite transmitir ese amor a nuestras esposas, hijos, familiares. Es así como podemos mantener una relación familiar por mucho tiempo y vencer el predominio del divorcio, deslealtad, desamor en nuestras familias.

Relaciones con los demás

En toda relación nuestra se debe reflejar nuestra comunión con la Trinidad, Pare, Hijo y Espíritu Santo. Cada relación es diferente y cada hermano refleja ese amor superior en nuestras vidas y así es como aprendemos cosas que no sabemos. La diversidad de aspectos relacionales de Dios son reflejados en la variedad aquí en la tierra.

En este mundo de relaciones debemos entender que en cualquier momento podemos ser padres o madres, hijos o hijas, hermano o hermana, prima o primo, tío o tía, etc. Diferentes formas de relacionarnos se entrecruzan  en nuestras vidas. Cada una refleja y lleva consigo la revelación del amor en Cristo en nuestras vidas. Nosotros no somos de una relación única con alguien, podemos ser padres hoy, mañana esposos, amigo en la tarde o pastor el domingo, un motivador el jueves o hermano el viernes. Tenemos diferentes roles e identidades, nuestra tarea gloriosa es vivir en una multiplicidad de relaciones y roles. Y cuando lo hacemos, revelamos nuestra relación con Dios, Padre y Espíritu Santo. Este es el designio de Dios, amor al prójimo, y nos gocemos intensamente en todo y mientras más lo practicamos, mas experimentamos a Dios y expresamos su gloria en nuestras vidas.

1 Juan 4:7-15

7 “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios y conoce a Dios.

8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.

9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivíamos por él.

10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.

11 Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.

12 Nadie ha visto jamás a Dios. Si no amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se ha perfeccionado en nosotros.

13 En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.

14 Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo.

15 Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.

16 Y nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.

Comentarios

2 comentarios en “La Gloria de Dios en nuestras vidas

  1. Adelante Ricardo

    Publicado por christian | febrero 25, 2014, 12:35 pm

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